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El fotoclubismo está muerto

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El Fotoclubismo está Muerto

¿Que diría usted de un Gran Maestro que gana todos los años los mayores premios desde hace por lo menos 30 años?
Diría que por algo es un Gran Maestro, que ha sabido crecer y evolucionar al compás de los nuevos tiempos y que, pese al tiempo pasado sigue creando nuevas obras con renovada vitalidad.

¿Que diría usted si toma las obras de los últimos 30 años de un Gran Maestro y ve que no las puede diferenciar una de otra, que sólo con mucha imaginación puede arriegar que esta es más nueva o que esta otra es de las primeras? 
Diría que el Gran Maestro se quedó en el tiempo con sus grandes obras y que empezó a dejar de crear y a copiarse a sí mismo y por eso dejó de ganar los grandes premios.

¿Qué diría usted si se da el caso de un Gran Maestro que no cambió sus obras, que comenzó a copiarse a sí mismo y que sin embargo sigue ganando los mayores premios? 
Entonces es indudable que lo que no evolucionó, que lo que se quedó en el tiempo es el arte al que ese Gran Maestro representa.

Dentro del fotoclubismo hay numerosos casos como éste que planteo. Quizás Feliciano Jeanmart y Roberto Fiorentino sean sus mayores exponentes y a la vez la prueba viviente de que el fotoclubismo (como representante de una parte del arte fotográfico) está muerto. Esta es una lamentable realidad, que se viene cumpliendo matemáticamente año tras año, y que lejos de tender a mejorar, tiende a empeorar.

En los últimos 20 o 30 años ha habido numerosas estrellas fugaces en el firmamento fotoclubista, e invariablemente desaparecieron. Algunas brillaron y se eclipsaron y otras (las más) se fueron a brillar a otros firmamentos menos inmóviles que éste. Y siempre quedaron las estrellas fijas, siempre las mismas, año tras año siempre las mismas.

¿Porqué pasó esto? ¿Porqué las nuevas estrellas no reemplazaron a las viejas para ser a su vez reemplazadas por otras más nuevas? ¿Son los Jurados los responsables?
Veamos, entre 1987 y 1997 (10 años) no ingresó un sólo jurado a la FAF y en los 10 años anteriores ingresaban con cuentagotas. En los últimos tres años comenzaron a ingresar nuevos jurados, muy pocos, pero se imaginan quién los aprobó como tales: Los viejos jurados, constituidos en el Cuerpo de Jurados de la FAF, así con mayúsculas y en negrita.

El omnipotente Cuerpo de Jurados de la FAF, que consta de algo así como 50 o 60 miembros de los cuales el 90% es jurado desde hace más de 20 años y tiene un promedio de edad de aproximadamente 60 años. Del Cuerpo de Jurados también salen los miembros del Comité Artístico formado por 5 Jurados Notables.

¿Ustedes creen que a los nuevos jurados se los elige por ser jóvenes y revolucionarios en su manera de mirar? 
No precisamente. A los nuevos jurados se los elige porque han ganado muchos premios (otorgados por los viejos jurados) y porque han demostrado fehacientemente no ser loquitos revolucionarios.
A veces alguno de los nuevos, al tiempo cambia y empieza a mirar con otra mirada, a pelearse con sus pares, a pensar distinto. ¿Y AHORA QUE HACEMOS? Es fácil, se los aísla, los viejos se niegan a juzgar con ellos, se los deja de llamar, se los pone siempre en minoría con alguna vaca sagrada... y ya está. Invariablemente al tiempo este jurado se va, les deja el campo libre nuevamente inmaculado, sin locuras revolucionarias ni miradas distintas. Hay numerosos ejemplos de esto: Alicia D`Amico, Jorge Compiano, Luis Mikowski por nombrar sólo a tres que conozco.

El triste resultado de esto es que la estética fotoclubista ha permanecido inmutable a lo largo de más de 30 años. Se ha convertido en una estética muerta, que ha llevado a la muerte a los fotoclubes que la crearon. Muerte en vida, de la que increíblemente la gran mayoría de los jurados y de los fotoclubes no se han dado cuenta.

Y no es porque no haya señales:
Cada vez hay menos fotoclubes, hay muchos que ya ni siquiera son miembros de la FAF, los fotoclubes chicos pasaron de tener 50 o 80 socios a tener 10 o 12 y los fotoclubes grandes perdieron los socios en la misma proporción y sólo han logrado mantenerse como instituciones funcionando como escuelas de fotografíía. Por otro lado han proliferado de una manera increíble las propias escuelas de fotografía, sin ningún intento de convertirse en fotoclubes, así como los grupos de fotógrafos que simplemente se reúnen para mostrar y comentar sus obras, y para exponerlas en los principales lugares de la ciudad, vedados a los fotoclubes.

¿Qué nos queda a quienes nacimos a la fotografía en un fotoclub y no nos resignamos a este destino? ¿A los que NO queremos irnos? ¿A los que pensamos distinto y no tenemos miedo de decirlo?
Solamente un camino. Persistir en nuestra posición para tratar de impulsar un cambio, nunca es tarde aunque lo parezca.

Los fotoclubes deben renovarse completamente, los jurados deben renovarse completamente, tenemos que refundar el concepto de lo que es un fotoclub.
Como ya dije hace más de 10 años, los fotoclubes deben ser verdaderos Centros Culturales de la Fotografía donde tengan su espacio y su lugar preponderante la juventud y las nuevas tendencias para que se llenen de loquitos revolucionarios (llamados artistas en otros ámbitos).
Así y sólo así los fotoclubes podrán resucitar de su muerte en vida, podrán crecer y florecer y podrán mostrar la FOTOGRAFIA (con mayúsculas) fuera de sus cuatro paredes.

Humberto Farro
Jurado FAF desde 1987
Jurado del FCBA desde 1987
Ex-Presidente del FCBA (1989/90)
Ex-Presidente del FCA (2001/02)



Texto publicado en www.fotorevista.com.ar el 23/11/2000.

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